Perspectivas de la economía y su impacto en las familias
Como cada año, esta semana se llevó a cabo el Seminario de Perspectivas Económicas auspiciado por el ITAM. Asistieron funcionarios relacionados con la actividad económica del país y otros responsables de áreas estratégicas relevantes para su dinámica económica así como especialistas y representantes de organismos, que dedicaron varias horas a presentar sus visiones sobre el escenario que este año presentará México a la luz tanto de su dinámica económica y financiera interna como de las expectativas y el entorno global.
Por su relevancia, se dedicó un panel específico a la discusión de los retos comerciales con Estados Unidos a raíz de la posible revisión del TLC por el nuevo gobierno estadounidense.
En esta ocasión, salvo la puntual y precisa presentación del doctor Carstens, la mayoría de las exposiciones de funcionarios fueron en cierta medida superficiales, al no entrar de lleno en la discusión de los temas que hoy (tanto dentro como fuera de México), se sabe, condicionan y afectarán el desempeño económico del país en el 2017 y los años siguientes. Poco se habló sobre los retos concretos asociados con el manejo del endeudamiento y el déficit público, que hoy afectan la economía nacional y de las familias y que, adicionalmente, generan un peso extra para el país al ponerlo en condiciones poco propicias para enfrentar el peor contexto internacional y más adverso de muchas décadas.
Sin una discusión analítica, profunda y responsable del ahorro del gasto público y las acciones que permitan atenuar los impactos que irremediablemente habrá sobre la economía de las familias, es poco probable que se logre definir una política pública efectiva y con visión de mediano y largo plazos.
Hoy escuchamos más medidas efectistas que efectivas, lo que poco contribuye al fortalecimiento de la economía.
En la discusión sobre el entorno internacional pareciera que la visión que priva desde el gobierno es la de esperar a ver cuál será la realidad de las políticas públicas que implemente el nuevo gobierno de EU. Sin embargo, resulta ingenuo pensar que el actual presidente electo de súbito cambie el tono de su discurso y el foco de sus acciones a partir de su toma de posesión.
Los efectos evidentes y nocivos de los constantes señalamientos de Trump (por la vía de Twitter) hacia la paridad cambiaria llevaron al surgimiento del chiste financiero relativo a que en vez de invertir parte de la reservas en la defensa de la paridad cambiaria, sería más efectivo que Banxico comprara Twitter y cancelara la cuenta del presidente electo.
La discusión sobre la dinámica comercial que se avecina presenta una complejidad de análisis que hace ocioso e inútil el razonamiento simplista. La presión desde Estados Unidos sobre las armadoras automotrices ha provocado que algunas respondan cancelando inversiones o incluso anunciando la relocalización de empleos desde México hacia Estados Unidos. Pero ello ha provocado en México reacciones que por momentos recuerdan a niño héroe envuelto bandera. Pretender atacar a las empresas que han cedido a presiones en Estados Unidos, por evitar afectar sus intereses, es olvidar que estas empresas hoy generan miles de empleos en México y siguen constituyendo uno de los sectores todavía dinámicos de la economía regional y nacional.
El alcance de las acciones que el nuevo gobierno puede llevar a cabo en contra de México es grande, pero al mismo tiempo con limitaciones. Por ejemplo, la posibilidad de establecer elevados impuestos a la importación de vehículos procedentes de México implicaría no sólo la cancelación del TLC, sino además que Estados Unidos se negara a acatar las normas de la Organización Mundial de Comercio, de la que forma parte, que impiden establecer impuestos mayores a los que tiene para otros países. México no es un foco de atracción de inversión manufacturera, por ejemplo, automotriz, sólo por su menor nivel salarial. Nuestro país cuenta con 10 tratados de libre comercio con 35 países, lo que permite a las armadoras exportar desde México en condiciones más favorables que si exportara desde EU.
El escenario económico es -por esta y otras razones- negativo, pero sin ser catastrofista. Las presiones sobre el tipo de cambio continuarán y factores externos e internos presionarán la inflación. Pero las familias debemos ser capaces de analizar y comprender el alcance de afectación (relevante para los ingresos de las personas), sin que ello nos lleve a caer en el inmovilismo. Debemos también exigir, como sociedad, transparencia en el gasto, fin del dispendio y rendición de cuentas al gobierno (en todos sus niveles), y así actuar con responsabilidad y sentido crítico para defender e impulsar las acciones que nos ayuden a crecer de manera sostenida como personas, familias y sociedad.
Fuente: El Economista.