Ahorrar o Invertir
Estas dos palabras las utilizamos comúnmente como sinónimos, no obstante, no lo son. Por ahorro podríamos entender la parte del ingreso que se guarda, es decir, que no se destina al gasto ordinario. ¿Para qué se guarda? Para un propósito definido y/o de corto plazo, ahorramos para irnos de vacaciones, ahorramos para dar el enganche de un carro, ahorramos para comprarnos un Smartphone, en fin, el propósito es variado pero definido.
La inversión tiene un horizonte de tiempo más amplio y el propósito de la misma puede no ser tan específico como lo es el del ahorro. Entendamos por inversión como el sacrificio del consumo presente para obtener un consumo futuro mayor. Se ha observado que el consumidor prefiere gastar en el presente, usar todo su ingreso cuando lo recibe, pero estará dispuesto a postergar su consumo presente siempre y cuando reciba un “premio” por dicho sacrificio. Este premio es llamado rédito o interés. El premio o interés por el que se esté dispuesto a sacrificar el consumo presente, dependerá de lo que desee adquirir cada persona.
Pero, ¿cómo puede suceder que se esté dispuesto a sacrificar el consumo presente? Si existe total certidumbre, como sucede cuando vamos a un banco y depositamos nuestros ahorros, en algún instrumento tradicional, conocemos con anticipación el rendimiento que obtendremos al final del plazo ya que conocemos la tasa que nos pagará dicho documento, es decir, de antemano sabemos el premio que nos otorgará el sacrificio que estamos realizando porque la tasa no cambiará durante el periodo de inversión.
Así pues, la inversión es para un horizonte de tiempo amplio y el premio deseado está en función de la incertidumbre y del objetivo que se persigue, por tanto, habrá que considerar la inflación para que el dinero conserve poder adquisitivo a través del tiempo. Es innegable que desde que apareció este fenómeno, todos los países, algunos más que otros, han experimentado los efectos desfavorables que traen como consecuencia el aumento sostenido en los precios de los bienes de la canasta básica, conllevando al reto de cómo mantener el poder adquisitivo al menos, si no es que incrementarlo. Para ello y siguiendo con el establecimiento del premio, analizaremos la tasa de reemplazo que no es otra cosa más que la determinación de la cantidad que debemos ahorrar para poder determinar qué tanto estaremos recibiendo en un largo plazo.
Si actualmente tienes una edad de 30 años y estás ganando $20 mil pesos mensuales a una tasa del 6% de rendimiento y tomando la inflación actual de 3.28% según el Banco de México, tu tasa de reemplazo a los 65 años será del 4.8%, es decir, tu AFORE te pagará $957 mensuales. ¿Alcanzarás a consumir lo mismo que consumes el día de hoy? Por tanto, la necesidad de invertir es apremiante para nosotros. Si quieres recibir al menos, los mismos $20 mil pesos deberás invertir $26 mil pesos mensuales, si es que la inflación no aumenta.
Si tu objetivo es mantener el poder adquisitivo actual, no sólo debes ahorrar una parte significativa de tu ingreso, sino que, además tendrás que invertirlo con estándares de rendimientos lo más altos posibles, lo cual te impedirá dormir tranquilo, pero es el costo que debemos estar dispuestos a pagar con tal de que el beneficio futuro sea el esperado.
Nuestra cultura de inversión es baja, en México 1 de cada 100 personas invierte, pero basta con informarnos sobre tasas de rendimientos, plazos y liquidez para poder tomar las decisiones adecuadas e ir formando un patrimonio de tal manera que podamos tener un retiro de la fuerza laboral digno y sin problemas económicos.
Conoce los diferentes planes que Épity ofrece tanto para que puedas ahorrar o invertir tu capital de cara a tu futuro para que puedas vivirlo de manera más tranquila y sin preocupaciones económicas.
Con información de Expansión.mx y El Informador