La banca móvil: un reto para la Educación Financiera
A nivel mundial, el uso de las Tecnologías de la Información y Comunicación (TIC) es cada vez más difundido, tanto por el número de productos y servicios que han permitido generar como por la reducción de los costos asociados.
México no es la excepción, ya que de acuerdo con cifras de la Encuesta Nacional sobre Disponibilidad y Uso de Tecnologías de la Información en los Hogares (ENDUTIH) del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), en el 2016 había 65.5 millones de usuarios de Internet de seis años o más, lo que representa 60% de dicha población; cifra que se eleva a 74% considerando a personas entre seis y 34 años, por lo que el acceso a esta tecnología es predominante en la población joven.
La telefonía celular también se ha convertido en un servicio de gran penetración en México, ya que suma más de 81 millones de usuarios, en el que tres de cada cuatro cuentan con un celular de los llamados “inteligentes” (smartphones).
Estas tecnologías demandan cambios en la forma en que los consumidores interactúan en las diferentes industrias, tal es el caso de los servicios financieros, que posibilitan a las personas realizar múltiples transacciones desde una computadora o un teléfono celular. Según datos de la Encuesta Nacional de Inclusión Financiera (ENIF) del 2012 y el 2015, la contratación del servicio de banca móvil y banca en línea pasó de 6 a 9.5%, lo que representó un crecimiento anual promedio de 16.5%, para llegar a 3.2 millones de personas, de las cuales 39.2% son jóvenes entre 18 y 29 años.
Otro dato interesante en este grupo de población es que, en el 2012, sólo 2% de estos jóvenes utilizaba su celular para efectuar sus operaciones bancarias diarias, mientras que para el 2015 tal cifra se había quintuplicado. Lo anterior indica que existen avances en la inclusión financiera digital; sin embargo, al partir de una base aun pequeña de personas prevalece el gran reto de incorporar a la mayor parte de la población bancarizada y no bancarizada con acceso a los medios digitales. Para ello se requieren acciones por el lado de la demanda y por el lado de la oferta.
Por el lado de la demanda, una de las barreras que ha impedido acelerar el acceso en la banca móvil es la falta de conocimiento. De acuerdo a la ENIF, las razones principales por las que la población joven no hace uso de la banca móvil son: 1) consideran que no la necesitan (42%) y 2) no saben dónde contratarla (16 por ciento). Ante lo cual, la Educación Financiera es un factor relevante que puede contribuir a reducir estas limitantes. A través de nuestro programa en Educación Financiera estamos llegando a diferentes sectores de la población mexicana, dotándolos de conocimientos y habilidades en el manejo de la banca digital.
Fuente: El Economista.