Finanzas del comportamiento
Una de las teorías más reconocidas en el mundo financiero es la teoría de los mercados eficientes, la cual postula que los inversionistas son personas racionales que valoran todos sus activos y títulos por su valor intrínseco y toman decisiones acorde con su manera de pensar. Sin embargo, dicha teoría no toma en cuenta que los seres humanos además de ser racionales, también somos seres emocionales, lo que en muchas ocasiones puede sesgar la manera en la que actuamos.
La rama de las finanzas que estudia los factores emocionales en la toma de decisiones y busca entender cómo nos afectan, se denomina Behavioral Finance o finanzas del comportamiento.
Es común que las emociones, como el miedo o la avaricia, afecten nuestro razonamiento y nos orillen a tener portafolios excesivamente conservadores, agresivos o estar poco diversificados.
A continuación explicaremos algunos de los errores más comunes que se pueden tener cuando dejamos que nuestras emociones rijan nuestro comportamiento.
Imaginemos que a inicios del año pasado hubiésemos invertido en dólares, lo que nos hubiera generado un rendimiento cercano a 20% al cierre del 2016. Derivado del alto rendimiento que obtuvimos y sintiéndonos muy positivos con respecto a nuestra inversión decidimos duplicarla, con el objetivo de volver a ganar un rendimiento similar.
Sin embargo, y después de unos meses, dicha inversión lejos de haber vuelto a tener un rendimiento positivo, en estos momentos estaría en números rojos. Este fenómeno se le conoce como exceso de confianza, en donde después de haber tenido buenos resultados pensamos que se volverán a repetir, por lo que incrementamos nuestra inversión sin tomar en cuenta nuestros objetivos y terminamos perdiendo.
Ahora, pensemos que todo el año pasado estuvimos invirtiendo en renta variable mexicana sin obtener resultados extraordinarios. En nuestra reunión semanal con amigos, nos enteramos de que todos habían invertido en dólares, obteniendo los rendimientos positivos antes mencionados. Sintiéndonos un poco tontos por no haber hecho lo mismo, decidimos vender lo que tenemos de renta variable y compramos dólares, perdiéndonos del rally de la bolsa mexicana y obteniendo una pérdida. Este comportamiento es denominado como herding o seguir la manada, en donde se busca replicar las acciones de otros sin pensar si realmente se adecuan a mis necesidades o si en ese momento es buena idea invertir.
Después de haber sufrido una pérdida importante debido a nuestra inversión en dólares, decidimos que nunca más volveremos a invertir en dicha divisa, independientemente si en un futuro parezca ser la decisión correcta por el miedo a volver a perder. A este último comportamiento se le llama el snake bite effect o efecto de mordida de serpiente.
Actualmente existe una gran cantidad de personas que después de haber sufrido una pérdida importante se niegan a volver a invertir y prefieren tener su dinero guardado bajo el colchón, perdiendo la oportunidad de que se recuperen sus inversiones y les generen dividendos.
En conclusión, no hay que volvernos locos al tomar decisiones financieras. Los mercados en el corto plazo pueden ser irracionales y verse influenciados por las emociones de sus participantes. Sin embargo, en el largo plazo los mercados suelen volver a su tendencia fundamental. Hay que recordar que para construir un portafolio hay que tener muy claros nuestros objetivos, horizontes de inversión y aversión al riesgo para no asustarnos con los vaivenes del mercado o quedarnos cortos en cuanto a nuestras expectativas de rendimiento.
Fuente: El Economista.